It's So Easy [To Tear Me Apart]


Es tan fácil bajarme el ánimo wn.
Como encender un cigarrillo o cerrar una ventana.
Así lo hacen, en un chasquido de dedos.
Y me siento en la cama para sentir la pena.

Y...


...y sigo recordando.

El Corte Feliz.


Así que herimos a la gente, la gente nos hiere, y algunos nos herimos a nosotros mismos.

So what.

Y nos torturamos a nosotros mismos para sentir placer, para sentir alegría. Nos desangramos para sentirnos vivos, para sentir que más adelante podremos merecer algo, porque ninguna lágrima se derrama en vano. Nos cerramos, ensimismamos, y sólo damos pie a creer que nuestro dolor es el real y que el sufrimiento ajeno es sólo un show, una pantalla que nos reduce. Somos sufrientes incomprendidos que le lloran a la luna porque reclaman la sonrisa perdida, la sonrisa efímera -o eso nos gusta creer.

En realidad somos patéticos. Así, cara 'e raja. Patéticos. Somos felices estando tristes, llorando, LLORANDO como Rebekah del Río, amamos que nos hieran y terminamos de hundir la daga con nuestras propias manos, "sí, he sido herido, muero, ahora después de todo este llanto me tocará ser feliz". No es más que un patético despliegue de fútil masoquismo emocional, un blah blah blah eterno. Y el círculo vicioso no termina, porque si no tenemos alguien que nos hiera, lo inventamos. How pathetic is that.

Y en realidad a nadie le importa esto, así que sigan con sus vidas acorazadas, con sus metas cumplidas, con vuestros novios fieles y felices, viendo las estrellas por el tragaluz de una pieza y yendo al cine con tickets gratuitos.

Dilema.


Tengo un dilema.

¿Debería la gente más cercana a uno saber que eres un puto?

¿Deberían saber tus padres, tus hermanos, tu familia más cercana, quienes se da por supuesto que son los que más deberían conocerte, que eres un puto?

El dilema es la transparencia, la transparencia de dejar ver que eres un puto, una mala persona, un ser detestable. Porque hay cosas que un puto, por respeto a los demás, debería siempre guardar para sí mismo, pero ¿qué pasa cuando se enfrenta a la cuestión de la transparencia con sus cercanos, cuando la confianza se hace vital?

Así que sí, soy un puto, pero no uno orgulloso, soy de los putos con culpa, porque el putismo lo lleva en la médula y lo sabe pero no puede extirpárselo. Se vive con ello como se vive con un tumor cancerígeno, algún día te va a matar.

Que seas puto hiere a la gente, y por lo tanto lo ocultas. Pero cuando te ofrecen ayuda, toda la ayuda posible, siempre y cuando seas honesto, completamente honesto, ¿es correcto decir: familia mía, soy un puto; una bazofia social, una persona vulgar, ordinaria, patética, un ofrecido, un fácil de mierda que busca alimentar sus perversiones con excusas eufemistas?

No lo sé. Es difícil ser una mala persona; por último, como patético recurso de mantención de autoestima, podría estar orgulloso de serlo, pero no lo soy. Soy una mala persona que siente culpa por ello.

Gracias.

Preludio en Si Mayor, Johann Sebastian Bach.


Éste es el contraste, lo sé. El contrapeso para la otra escritura feliz y esperanzada, el yang del ying.

"La cosa es que... la mitad del tiempo vago buscando algo muy pertinente... pero no puedo recordar lo que es, si era tan importante antes. Creo que quizás estoy empezando a desaparecer."

Quisiera tener la bicicleta para vagar por la ciudad enorme y buscar respuestas, para perderme en otras caras desconocidas y sacarme sus rostros de la cabeza que me penan arduamente; quisiera el golpe de suerte, de conmiseración divina, de je-ne-se-qoui que les permite a ustedes ser felices sólo siendo, sólo encontrando cosas buenas y mejores, pero no sé.

Quisiera no ser yo, porque el yo no está funcionando, el yo comete errores, el yo sufre, al yo lo hacen sufrir, el yo busca y no encuentra, el yo busca y encuentra lo equivocado. Pero esa no es la respuesta, son pendejadas, la respuesta es aprender que la vida es así, que la vida te hace sufrir para que aprendas, que la vida es la mejor universidad que puedes tener.

Pero yo a veces me aburro de la vida con la poca paciencia que tengo, con lo poco bueno que he vivido, siento que las notas de mi composición musical van en picada, igual que el Preludio de Bach. Sin embargo no puedo, por más que mi lado pendejo y suicida quiera despedirse de la vida, estar triste por demasiado tiempo. Soy tan estúpidamente optimista a veces; tanto que suelo olvidar las lecciones que se me han dado y recaigo en los mismo estúpidos errores de siempre y tengo que contar la misma repetida historia, "no funcionó, nada funcionó, no me quiere, encontró a otro, peleé con el, peleé con ellos porque hice una estupidez", porque simplemente a veces no pienso y me cuesta pensar como si hubiera que pagar dinero para el proceso de usar la cabeza.

Es este optimismo estúpido el que odio, porque por más triste que esté, por mucho desamor y decepción que haya, siempre quiero seguir viviendo, quiero seguir sufriendo, viendo cómo los que he dejado atrás son felices y sufrir aún más por eso y queriendo vivir más para llorar más y un círculo vicioso de masoquismo y optimismo ingenuo.

No sé lo que la vida quiere de mí, no sé lo que quiero yo de la vida.

Ahora estoy triste, pero estoy feliz.

Te adoro, vida maricona, y sin quererlo terminé este texto con un final pseudo-feliz.

Gracias (Y).
 
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