Neverland. (a.k.a, Murió La Cosa, The Thing Is Dead)




Existen, aquellos que no crecen.
Existen, aquellos que no quieren crecer.
Aquellos que  pisan el mismo terreno, el mismo camino, en círculos, erosionando tanto la tierra con sus pisadas y sus errores, que terminan cayendo.
Existen, aquellos que están concientes de esto, pero que deciden ignorarlo.
Existen, aquellos que viven por la ignorancia de no querer cambiar sus propios errores.
Existen, aquellos que son engañados por sí mismos.
Existen, aquellos que son despreciados pero se les dice que son amados.
Aquellos que no lidian con la idea de sí mismos existiendo, con la culpa de cargar consigo las endemias sin cura del mundo.
Existen, aunque prefieren a veces no existir.

Leonardo García Bello.
Poema escrito en Agosto de 2005.

Pasó el tren.



Sí, tengo 19, y creo que ese mismo motivo hace el asunto aún más penoso. Cero éxito.

La decisión ya está tomada, no pienso seguir cagándome la psiquis con esperanzas tan irreales como el cuento de la Bella y la Bestia, porque la gente no se enamora de gente horrible que mágicamente después se vuelve hermosa, se enamora de gente horrible que sigue siendo horrible. Sí, estoy tergiversando todo el asunto, pero se lo adjudico a mi paranoia pesimista.

Soy un ser humano nacido para estar solo. Es la máxima ironía; hace 4 o 5 años que empecé mi travesía fantástica para lograr encontrar a alguien que valiera la pena y me hiciera sentir completo pero no me ha tocado ni de esa suerte novata de adolescente que sirviera por lo menos para introducirme al mundo de las relaciones. Nada que valiera un mero "eso valió la pena". Fracaso tras fracaso, que han dejado una marca de obscuro pesimismo en mi persona cada vez que considero la idea de que ésta persona podría significar algo. Dicen que voy a encontrar a alguien, eso dicen todos. La verdad es que ya me aburrí, sé que no quiero estar solo, pero ya no vale la pena seguir creyendo que haya una persona en el mundo con el que no combinemos como agua y aceite.

En fin.

Y detesto que no me llamen a almorzar acá, dan por sentado que yo no quiero comer o cosas así. Argh. (paréntesis sin relación alguna a lo anterior)

Implánteme mi chip, por favor.



Ayer vi Zeitgeist, el documental de Peter Joseph que está disponible en internet. Aunque no compré todo lo que exponía, una buena parte está suficientemente bien argumentada como para provocar la reacción de pánico que creo tener ahora. Trata sobre teorías religiosas, sociales, económicas y políticas que deparan un futuro bastante negro para el mundo. Básicamente, expone que las entidades más poderosas del mundo (políticos, banqueros) han estado manipulando sutilmente los medios de comunicación, las creencias religiosas y la economía (hasta el punto de afirmar que la Primera y Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, la Depresión de 1929 y el 11 de Septiembre fueron provocados intencionalmente) para llevar a cabo la unión internacional que se denomina Gobierno Mundial. Eso no es tanta ciencia ficción, siendo que ya existe la Unión Europea, la Unión Africana, se está conformando la Unión Asiática y en el 2005 Bush firmó un tratado para crear la Unión Norteamericana. Es decir... es lo mismo que 1 + 1 = 2.... solo que aqui es UE + UA + UAs + UN = GOBIERNO MUNDIAL. Sí, es surreal. Muy 1984. Pero espere. El documental también muestra fragmentos de una conversación que revela los verdaderos planes de la familia Rockefeller, una de las dinastías banqueras más poderosas del mundo (que supuestamente estaría detrás de los fraudes de las guerras mundiales y el 11 de septiembre): implantar lentamente, a cada persona, un chip RFID que mantenga un registro de todas sus transacciones económicas y de paso, de todos sus movimientos alrededor del planeta. Todo esto bajo la manipulación de los medios de comunicación que convencen al ser humano promedio de que lo librará de muchos problemas y le brindará seguridad a él y su familia. Pura mierda. Y si esto ya es aterrador para usted, que es ateo, es el miedo primario para la comunidad cristiana. Curiosamente en la biblia, sugestivamente en Apocalipsis, se hace mención a una marca hecha a todas las personas, en la frente o en la mano derecha, sin la cual será imposible comprar o vender, ya en el final de los tiempos. Sí, tiene razón, ésta es la marca de la bestia. ¿Coincidencia? Para el ateo que considera todo lo religioso como una mierdera pérdida de tiempo, lo es. Para el cristiano crítico y pensante, es la manifestación final dentro de muchas otras manifestaciones ocurridas en el pasado de que la cosa no se va a poner más linda de ahora en adelante. Vea el documental entero, es lo único que puedo sugerir. De ahí en adelante puede tener la opinión que se le antoje.

Todo esto es tan surreal... no digo que no lo sea. Es increíble.¿ Pero no es increíble que un hombre, hace no tantos años, haya instaurado un régimen totalitarista que significó la muerte de 6 millones de personas sólo por su condición de diferencia hacia ellos? Lo surreal no pierde el tiempo de transformarse en real cada día que pasa.

Tuve problemas poniendo el video de Youtube acá, así que dejo el link de la primera parte:

http://www.youtube.com/watch?v=Mzciu8HvfwA

Happy New Fucking Year.



A las 12 se cortó el internet. Me tomó por sorpresa. Afuera empezaron a sonar los estruendos de los fuegos artificiales mientras yo golpeaba el módem para que volviera en sí y no me dejara en tal posición de desolación. Por mientras mandé un par de mensajes de texto, sólo para darme cuenta que el sistema telefónico también estaba colapsado. En fin, ya que todos habían salido a la calle a ver los fuegos artificiales, decidí levantar mi trasero del asiento y tratar de refrescarme un poco. Me quedé en el portón de la casa, no vi nada, sólo escuchaba los petardos explotando y alguno que otro notorio cambio en el color del cielo. Alguien soplaba una corneta al frente. Otro tipo daba vueltas en su tejado. Empecé a asimilar este primero de enero, e inevitablemente pensé en si este año sería igual o peor al último. Lo sé, rebozo pesimismo. Es uno de mis defectos. Pero se ha hecho tan común el momento en que me doy cuenta que toda esperanza que tuve en un principio terminó subiéndome por el recto en una despedida humillante y maniáticamente depresiva, que considerar cada nuevo año como un proceso creciente de decadencia es inherente, casi menester. Empecé a caminar por el jardín de mi casa y cual escena de película cursi, miré al cielo. Cual película cursi, había una estrella, la más brillante de las que podía ver en la porción de cielo que era mía en ese instante, justo encima mío. Cual película cursi, le pregunté si este año sería la misma mierda; si no conseguiría crecer, si no conseguiría amar de verdad, y que me amaran de la misma manera. Cual película cursi, empecé a caminar hacia la puerta para volver a entrar, y veo una de esas cosas que causan reacciones mixtas de risa y esperanza. Mi perra había orinado en la tierra del jardín creando una mancha en forma de corazón. Reí para mí mismo, bajé la cabeza y entré a la casa. No escribiré lo que creo que significa, no quiero arruinar la magia. Y lo mejor de todo es que tenía puestos mis boxers amarillos.
 
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