Confesiones.


(Alerta de explicitez de nombres)

Vengo pensando esto hace harto tiempo. Tanto en conversaciones con gente que quiero actualmente, que he querido pero que me han decepcionado (por segunda vez), en fin, no es que dicha materia tenga relevancia. El tema discutido, sin embargo, sí la tiene.

He estado pensando que en verdad soy gay por defecto. He analizado a profundidad el escabroso tema de mi complejo con las mujeres (a través de numerosas y tediosas y en ocasiones acaloradas discusiones con mi mejor amiga, y juegos de entrevista con "so-called-friends"), y, viendo con detención mi pasado, he llegado a la conclusión de que en verdad soy un heterosexual frustrado. Porque sí envidio en demasía a los heterosexuales, envidio a mis amigos "gays" cuando tienen experiencias con mujeres y más aún cuando dicen disfrutarlas, envidio a los hombres que aman tanto a las mujeres, envidio el sexo heterosexual, envidio el amor (por mucho que predique que no existe, sé que dentro de toda la mierda que es el amor no se cuestiona su existencia, sólo su selectividad); no me gusta ser homosexual, para nada, y eso lo sé muy bien. En ocasiones hasta me he abstraído de mí mismo y veo las relaciones homosexuales con extrañeza, no como algo que acepte en mi persona porque lo crea correcto sino porque más bien es lo único que conozco. Casi por inercia.

Todas las veces en que quise intentar algo con una mujer, no por osmosis sino porque verdaderamente quería, y habían mujeres que me atraían mucho, terminaba por ser rechazado o en un estancamiento emocional muy debilitante. Jamás sirvió de algo que le dijera a una mujer que me gustaba. La última vez que sentí esa sensación cursi pero genial de mariposas en el estómago, fue a los 12 años. Con una mujer. Creo que es la única vez que me he enamorado. Y por supuesto, jamás pasó nada con ella. Ciertamente en ese entonces el fracaso amoroso no era una llaga tan profunda como ahora, pero ser rechazado es una desgracia para cualquiera en cualquier contexto. De ahí en adelante ocurrió una serie de eventos curiosos que no me puedo llegar a explicar ni dilucidar claramente, pero sólo recuerdo que posteriormente me empezó a atraer sexualmente un compañero de generación. A los 14 años salí del clóset con mi mejor amiga en ese entonces, a los 15 empecé a incursionar, con cierto éxito, en el mundillo de las relaciones homosexuales, aunque se me generó una frustración al no poder concretar una relación como tal en todos mis intentos. Hasta el 2006, a los 17 años, en que conocí a Sebastián, quien se convertiría en mi primera pareja, y la más duradera. Tres meses. Creo que en ese momento consolidé la homosexualidad como mi aparente opción de vida, por mucho que la palabra "opción" sea controversial en este asunto. Después vino Sebastián F., luego un extraño lapsus con Eduardo y Juan Cristóbal, luego Hernán, luego Francisco (con quien tendría de hecho el primer acuerdo verbal de una relación), y luego tuve la sensación de que existiría una especie de vuelta de rueda en que volvería al inicio de nuevo. Cuando esto probó no ser así, me di cuenta de que algo en mi inconciente estaba pidiendo atención. Y decidí dársela. Y terminé acá, concretando una idea que hacía tiempo venía acechando mi conciencia.

Sé que este trauma auto-impuesto de rechazo hacia las mujeres es una respuesta emocional al rechazo por parte de ellas hacia mi persona, sé que considero que las relaciones heterosexuales pueden llegar a ser, dentro de la dificultad que significa la comunicación entre un hombre y una mujer, mucho más satisfactorias que las homosexuales; que el sexo es también una experiencia mucho más sublime, y que la figura de la mujer se adscribe más firmemente a la idealización del amor que he querido recibir desde los 15 años, cuando descubrí que una de mis mayores metas en la vida era querer y ser querido. Pero héme aquí ahora, habiéndole dicho a todo el mundo que soy gay y por tanto habiéndole confirmado a todas las mujeres que no quiero nada con ellas, en el momento en que me siento más propenso y dispuesto a jugar este extraño juego que es el amor con una de ellas. Esta impotencia es la que me tiene así, sintiendo que continuamente se me niegan las probabilidades que otros han tenido dentro de mi mismo marco situacional.

Y para variar, no sé cuál es la salida a todo esto.

Why So Serious? #2


¿Qué tan malo es cuando uno sigue vivo sólo por inercia?

Why So Serious?


Y Leonardo descubrió el poder que tiene sonreír aunque en verdad no se sea feliz.

Léase Irónicamente.


No compongo esta música silenciosa, las palabras que adoran morirse en mi lengua al final del día, las quejas usuales que te repito en onirias perversas, ni los te amo sin alfabeto, rebuscados y frágiles, que se escapan en el aliento confuso cuando le hablo a tu boca muriendo de frío y de silencio.

Porque uno muere de silencio, fallece de falta de verbo, se desangra de impotencia y se pudre de desazón, mirando al techo buscando el mapa del futuro, apuntando con el dedo los países a los que iríamos si te hubiera dicho te amo, si te hubiera dicho.

No me interesa que tu nombre empiece con Hache, que por esto seas el baluarte del silencio, ese silencio que no me gusta, ese silencio que excarvo como un pozo sin fondo, ese silencio en el que me pierdo, oscuro y volátil, que por las mañanas me suena a llanto, por las tardes a furia de mar hambriento.

No me apena que existas sólo cuando te escribo, que te vea sólo frente al espejo, que huela tus aromas sólo si abro la ventana. Éste no es otro amargo poema de desamor, no digo 'si tú no existes yo dejo de existir', porque si dejas de existir yo seguiré acá, esperando sumido en esta hendidura de tiempo muerto, mirando al cielo por si me llueve tu boca en el rostro.

Y firmo, no estoy enamorado, esto es tan ilusorio como las noches en que tu piel conoció mi lengua y me sentí de alguien, dueño del frenesí sanguinario de tu pecho latiente, del sabor que desprendías y que tragué de sorpresa, de cuando sentí que descendías por mi garganta, de cuando sentí que existías, que yo existía, que existimos alguna vez.


Leonardo García Bello.

Leonardo García Bello - El Soundtrack.


1- Sigur Ros - Hoppipolla
2- Hedwig and The Angry Inch - The Origin Of Love
3- Justin Bond & The Hungry March Band - In The End
4- The Beatles - Hey Jude!
5- Arianne - Komm Süsser Tod
6- Aimee Mann - Save Me
7- Radiohead - Fake Plastic Trees
8- Beck - Everybody's Gotta Learn Sometimes
9- The Flaming Lips - All We Have Is Now
10- John Lennon - Imagine
11- Scissor Sisters - Mary
12- Snow Patrol - Chasing Cars
13- Coldplay - Fix You
14- Edith Piaf - Non, Je Ne Regrette Rien
15- Queen - Under Pressure
16- Bruce Springsteen - Streets Of Philadelphia
17- Gary Jules - Mad World
18- Mono - Life In Mono
19- The Cranberries - Linger
20- Hedwig and The Angry Inch - Midnight Radio
21- The Brian Jonestown Massacre - You Look Great When I'm Fucked Up
22- Takayuki Negishi - Yoro No Uta
23- Eurythmics - Sisters Are Doin' It For Themselves
24- Hedwig and The Angry Inch - Wicked Little Town (Hedwig & Tommy)
25- Air - Playground Love

Conclusión.


Siempre nos enamoramos de quien nos hace sufrir.
 
Copyright 2009 The Minutes, The Hours, The Years, The Eras.. All rights reserved.
Free WordPress Themes Presented by EZwpthemes.
Bloggerized by Miss Dothy