Sala de Espera


Esto es el desgarro desnudo en la sala de espera.
El clima maldito y los tickets vencidos.
Nadie dice mi nombre.
Estas son mis pequeñas exageraciones,
Soy peregrino de una caravana de sonrisas muertas.
Pura falsedad, puro terror de ser.
Nada cambia, el corazón sigue bombardeando sangre enamorada,
Es una guerra, queridos míos, la guerra que todos perdemos.
Una aorta exhausta, las esperanzas diluidas en los tiempos, en los años que cuentan los relojes sobre mi cabeza.
Me repele la tristeza, es el vicio de la auto-injusticia.
Imagino tu rostro pintado en el tiempo, en esos relojes que apunto ahora con el dedo
–aquí y allá-,
Las manecillas marcando la hora en tus facciones,
Hora de beber tus lágrimas, hora de absorber tu sonrisa.
Te sigo esperando, espero la espera.
Paso las páginas de la existencia vacías,
Estasis, estancia, estático, estamos, estuvimos, estaremos
Eso es lo que me digo.
Discuto tu ausencia en algún café del centro.
Debato mi presencia en otras salas de espera.
Clínicas, oficinas, inconciencias, bancos, esperanzas, azoteas de la imaginación.
Espero el momento en que mi boca salude tu frente, que mis dedos se deslicen en tu pelo, que no me veas como la naturaleza muerta de tus pinturas.
No estoy muerto, sobrevivo a ratos, me olvido en otros, pero héme aquí –digo de nuevo-
Superación, o disfruto el dedo incrustrado en la llaga.
La llaga que también espera.
La llaga que finge que se va.
La llaga que finge que se.
La llaga que finge que.
La llaga que finge.
La llaga que.
La llaga.
La.



Leonardo García Bello.

Así es la vida


En frente de una audiencia de 6 personas:


- ¿Cómo era él en la cama?
- Pero weon, es que... (está aquí al lado)
- ¡Está durmiendo! (o sea, está bien hablarlo)
- Ok... yo creo que hay minas que lo pasan mejor.



Delicioso como la vida misma.

The Future


Si éste fuera un mundo peor, el sistema de vigilancia social que describe, entre otros genios, Michel Foucault, se manifestaría superlativamente, a conciencia de todos, pero a su vez, con la calma de quien sabe -cree- que esta vigilancia es para mejor.

Si éste fuera un mundo peor, dicho sistema de vigilancia se manifestaría en la forma de un chip implantado en el cuerpo que almacena todo tipo de información sobre el individuo, desde su fecha de nacimiento hasta la talla de los zapatos que usa para su trabajo nocturno de los viernes y sábados.

Si éste fuera un mundo peor, esa información sería accesible para todo el mundo, como promoción de un sistema tipo Facebook pero de infinito mayor detalle, así también de aterrador nivel de opresión; todo el mundo sabría todo de todo el mundo, una especie de comunismo informático.

Si éste fuera un mundo peor, yo podría acceder a ese sistema y podría encontrar a S., de quien no sé nada hace 2 años, pero quiero saber, porque sí, y porque creo que en ese mundo tan terrible, al menos podría encontrar a quien quiero sin el temor de imaginarme que lo alcanzó el peor de los destinos; podría encontrarlo sin estar frente a la ansiedad de saberlo virtualmente desaparecido de la faz de la Tierra.

No sería un mundo tan terrible, sólo si pudiera hacer eso.
 
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