Lecciones


Acabo de soñar con una carta que me enviaba mi ex. Decía:

"Estás mal porque quieres estarlo, porque crees que necesitas estarlo. Igual, me disculpo y me hago responsable por haber sido yo el que te diera tantas de las inseguridades que tienes ahora"

Esa es una carta que nunca va a llegar. Pero da lo mismo. Tiene razón en una cosa: uno está mal porque quiere estarlo. El resto se esfuma.

Lamento tener que aprender de la vida a costa de perder personas en ella, o de pasar tantos malos momentos, pero la verdad es que la vida pone gente en tu vida para que aprendas a vivirla, y así es la mayoría de las personas: entran y salen. Las conoces, luego se van. O tú te vas. Pero lo importante en esta dinámica es entender y apreciar lo que cada persona deja contigo, porque la vida los pone allí por un motivo.

Tengo que agradecerles a muchas personas que pasaron por mi vida el haber construido el Carlos que soy ahora, y el que seré. Me di cuenta que no existe una razón lógica y argumentada (como estuve intentando tanto tiempo encontrar) para establecer relaciones humanas, amistades, pololeos, en fin, para el acto simple y sublime de conectarse con otra persona. Es porque así vivimos, dependemos los unos de los otros para compartir la experiencia de la vida, y en ese camino, vamos aprendiendo mutuamente a partir de las miradas que otros tienen de ella. He sido expuesto a las miradas de mucha gente, muchas de ellas parecidas a mí, otras que no tanto, otras que nada en absoluto, y me causa algo de risa el pensar ahora que todos, por mínimo que parezca su rol, están ahí por un motivo, porque algo sobre la vida te entregan. Y algo muy importante es, también poder entregarles tú algo a ellos. Es el mecanismo implícito de las relaciones humanas, aunque sin la explicitación fría de una relación de mercado de intercambio interesada en el bien material, sino en el simple hecho de que nos hacemos crecer como individuos mutuamente.

Y lamento, por otro lado, haber perdido a muchos de ustedes por caprichos del ego, por creer que no eran lo que esperaba, lo que pedí en un lejano deseo de cumpleaños n° 21. Todos ustedes fueron lo que necesitaba para darme cuenta lo mucho que le debo al mundo, y lo que debo agradecerle. Me han otorgado una sonrisa perenne por haber comprendido que todo el tiempo mi deseo se estuvo cumpliendo de manera fantástica. Muchos de ustedes ya salieron de mi vida, ya sea naturalmente o por conflictos ocasionados típicamente por mi culpa, por mis actos antojadizos de manipulaciones o dramas inventados, y aunque los quisiera de vuelta para seguir disfrutando de su compañía y poder retribuirles aunque fuera la mitad de todo lo que hicieron por mí, en muchos casos es sencillamente imposible. Por eso, decirles que muchísimas gracias, que recuerden, todo pasa por algo, todos aparecemos en las vidas de los demás por algo, y nos enseñamos mutuamente a mejorarnos como personas. Nos necesitamos porque nos queremos. Y nos queremos porque sí no más, porque así somos.

No saben cuánto deseo que la vida les sonría también. Y sé que lo harán, porque si algo me enseñaron en común todos ustedes, es que ser feliz, verdaderamente feliz, es un acto de voluntad. Y conociéndolos, sé que vuestra voluntad de serlo es un tusunami, así que confío en que ahora mismo sonríen. Y si no están felices, séanlo. Así de sencillo. Se sorprenderán con lo fácil que es.


Con cariño,

Carlos.

0 personas cumplieron su misión:

 
Copyright 2009 The Minutes, The Hours, The Years, The Eras.. All rights reserved.
Free WordPress Themes Presented by EZwpthemes.
Bloggerized by Miss Dothy